Dice el diccionario de la Real Academia Española que una colada es un «paso o garganta entre montañas difícil de cruzar por su angostura y mal suelo». En el caso del embalse de La Colada, esta definición dejó de ser válida hace algunos meses, cuando la presa comenzó a inundar el cauce del río Guadamatilla, escondió las gargantas bajo las aguas y convirtió en islas los picos de los antiguos cerros.
Embarcamos junto a la presa, allá donde se unen los ríos Guadamatilla y Guadarramilla (aunque la anchura del pantano no deja ni adivinar dónde se producía la desembocadura). Desde allí paleamos, río arriba, en un embalse encajando en la dehesa cuyas aguas hacían de espejo para este claro día de otoño. Recorrimos la margen izquierda hasta llegar al nuevo puente de la carretera de El Viso a Hinojosa (el anterior se encuentra bastante metros por debajo del agua).
Regresamos por la margen derecha del antiguo cauce del Guadamatilla, acercándonos a unas riberas donde, entre encinas, aflora el batolito tan característico de Los Pedroches.
Siguiendo la línea de la orilla, entramos en el cauce del arroyo de la Cabeza de la Zarza. Un cauce absolutamente inundado en el que sólo los árboles -medio sumergidos- marcan el antiguo curso. Un poco más adelante, nos adentramos en otra de las colas del embalse: la del arroyo de Garrayo. En ambos casos, los galápagos aprovechan los troncos secos y las rocas para secarse al sol y las aves cuelgan sus nidos de las ramas de los árboles que protege el agua.
Siguiendo la línea de la orilla, entramos en el cauce del arroyo de la Cabeza de la Zarza. Un cauce absolutamente inundado en el que sólo los árboles -medio sumergidos- marcan el antiguo curso. Un poco más adelante, nos adentramos en otra de las colas del embalse: la del arroyo de Garrayo. En ambos casos, los galápagos aprovechan los troncos secos y las rocas para secarse al sol y las aves cuelgan sus nidos de las ramas de los árboles que protege el agua.
El embalse de La Colada es uno de los últimos recursos hidráulicos de los que podemos disfrutar en la provincia de Córdoba. Pertenece a la cuenca del Guadiana (el Guadamatilla es afluente del río Zújar que, tras represarse en el pantano de La Serena, vierte en el Guadiana), siendo -tanto por su geología como por su flora y su fauna- uno de los mejores ejemplos de los embalses de la sierra.
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