Kayakúrtuba se concibió como una concentración lúdico-deportiva de aficionados al kayak, con un doble objetivo: por un lado, reunir a los amigos kayakeros, tanto a aquellos con los que solemos compartir travesías a lo largo del año como a las nuevas incorporaciones; por otro, mostrar y promocionar las escenarios habituales para la actividad náutica en la ciudad de Córdoba.
La primera edición se celebró en 2019. El confinamiento y las medidas de distanciamiento establecidas durante la pandemia del covid obligaron a suspender las previstas para 2020 y en 2021 y la cosa se enfrió. Por fin este año se cerró el largo paréntesis: entre el 28 y el 30 de junio de 2024 se desarrolló la II Kayakúrtuba, la kedada kayakera de Kórdoba.
Los primeros participantes de fuera de la ciudad llegaron a media tarde del viernes. Dedicamos esas primeras horas a recibir, inscribir, acomodar y preparar la cena y la pernocta para los compañeros del Club Kayak de Mar Cádiz (Cádiz), Club Orca Kayak (Puerto de Santa María, Cádiz), Club Picahacho (Alcalá del Río, Sevilla), Club Viento Sur (Palma del Río, Córdoba), GPS Grupo Perabeño de Senderismo (Pedro Abad, Córdoba), Real Club Marítimo de Huelva (Huelva) y SFK San Fernando Kayak (San Fernando, Cádiz), además de palistas no afiliados de Córdoba, Granada, Jaén y Murcia.
La primera travesía tuvo lugar el sábado en el tramo Casillas-Puente de San Rafael. Embarcamos junto al puente de ibn Firnás y navegamos río arriba hasta la Isla de las Esculturas. En junio se han cumplido veinte años de la celebración del simposio internacional que reunió a doce artistas sobre un islote del Guadalquivir para que esculpieran sus doce creaciones que hoy permanecen ocultas entre la vegetación. Solo el arduo trabajo de un grupo de compañeros del Club de Piragüismo Córdoba logró abrir un pequeño espacio para el desembarque y un sendero, a golpe de machete, para visitar este museo escondido entre la maleza.
La segunda actividad, con la que entretuvimos la tarde del sábado, consistió en una competición recreativa: la I Carrera de La Lola, una divertida regata en la que nos saltamos bastantes (casi todas) las reglas del piragüismo.
Con el crepúsculo volvimos a echar los kayaks al agua. El paseo nocturno entre el embarcadero del Club y el Puente Romano fue uno de los platos fuertes del programa. Surcamos las negras y frescas aguas del Betis mínimamente iluminadas por las farolas de la Ribera hasta llegar a la sombra del puente viejo, la construcción que se levanta sobre los cimientos de la pasarela que erigieron los romanos hace más de dos mil años.
Regresamos hasta ese lugar el domingo, en la cuarta travesía. Embarcamos temprano para, de día, disfrutar del espectáculo de la pajarera de la isla junto al molino de Martos. Las garcillas, los martinetes y los moritos nos acompañaron en este primer tramo. Desde el Puente Romano remontamos, aguas arriba, algo más de cinco kilómetros hasta el molino Carbonell, donde echamos un rato jugando con los rabiones, después de salvar -por debajo- el puente de Miraflores, el del Arenal y el de la autovía.
Concluyó Kayakúrtuba con la satisfacción de todos los participantes, no solo por las actividades deportivas sino, quizás lo más gratificante, por las jornadas de convivencia y hermanamiento. Nuestro más sincero agradecimiento a todos los que acudieron a esta concentración y a los compañeros del Club que se ocuparon del desbroce de la isla de las Esculturas, del acondicionamiento del Centro Náutico, de las comidas (un aplauso para los cocineros) y de toda la logística necesaria para atender a casi setenta palistas durante un intenso fin de semana, y que ya están trabajando para la tercera edición.
Ya ha echado a andar Kayakúrtuba 2025.
Hay muchas fotos de la actividad. Aquí hay algunas.
Álbum 1 Álbum 2
