Por la sierra de Hornachuelos

El Parque Natural de la Sierra de Hornachuelos ocupa más de 60.000 hectáreas de la zona noroccidental de la provincia de Córdoba. Está bañado por tres grandes recursos hídricos: en el límite occidental, el río Retortillo (frontera natural entre las provincias de Córdoba y Sevilla) y sus tributarios; en el límite oriental, el río Guadiato (en su cuenca media y baja) y, en la zona central del parque, el río Bembézar. Sin duda, para nosotros la mejor manera de disfrutar de la riqueza medioambiental del enclave es navegando este río, entre la presa de derivación y la presa del Bembézar.
El río Bembézar nace cerca de Azuaga (Badajoz) y, 120 kilómetros después, entrega sus aguas al Guadalquivir al sur del palacio de Moratalla, descendiendo (al menos, en el tramo que recorrimos) entre escarpadas laderas y umbrías espesas alfombradas de encinas, quejigos, alcornoques, acebuches… y coloridas adelfas.
Echamos al agua nuestros kayaks en Hornachuelos, junto a la prensa de derivación, y comenzamos la travesía guiados por los compañeros del Club Viento Sur (de Palma del Río) y otros amigos de Hornachuelos y Palma. Muy pronto también empezamos a disfrutar de la compañía de las aves: el parque acoge la principal colonia de buitre negro de Andalucía y es muy destacable la presencia del buitre leonado, el águila perdicera y la cigüeña negra.
Para enriquecer aún más el itinerario turístico, pudimos contemplar la imponente estampa del antiguo convento franciscano de Santa María de los Ángeles (s XV), convertido en seminario menor mediado el s XX y hoy abandonado. La imagen del edificio sobre el acantilado es sencillamente espectacular.
Tras poco menos de 10 kilómetros de duro paleo, alcanzamos la pared de la otra presa, la del Bembézar, otro escarpe más -en esta ocasión, artificial- en el que encajar el recorrido.
Junto a la presa hicimos la parada del descanso y el bocadillo, y desde allí comenzamos a desandar el camino, como los caminantes que a través de los dos senderos que bordean el embalse (en la margen derecha, el Sendero de los Ángeles; en la orilla izquierda, el Sendero del Bembézar) disfrutaban desde tierra del paisaje.
Como siempre, nosotros lo hicimos desde el agua y, como siempre que acabamos así de satisfechos, prometimos regresar.

Si quieres ver las fotos de la travesía, sigue este enlace.

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