Hacía muchos años que la primavera no se derramaba en Navallana como lo está haciendo estas últimas semanas. Las lluvias de marzo han pintado de color las praderas y los cerros, y el embalse, por encima del 70% de su capacidad (más de 110 hectómetros cúbicos), ha inundado vaguadas, cauces y torrenteras secos durante demasiado tiempo.
El pasado fin de semana organizamos una travesía por San Rafael de Navallana con la intención de redescubrir paisajes prácticamente olvidados, tras tantos años de sequía. Echamos los kayaks al agua en el lugar acostumbrado cerca del puente que cruza el pantano camino del embalse del Guadalmellato, aunque encontramos la lámina de agua bastante más arriba de lo habitual. Emprendimos la navegación río arriba, serpenteando entre las sierras de la margen derecha, cuajadas de encinas, quejigos y acebuches, y las navas de la izquierda, sembradas de pasto y flores, de piornos y retamas.
El río Guadalmellato nace en el embalse homónimo, en la confluencia de tres cauces: el Guadalbarbo (que trae el agua desde Belmez, Espiel, Obejo y Villaharta), el Cuzna (que drena los campos de Villanueva del Duque, Alcaracejos y Pozoblanco) y el río Varas (que nace en Villanueva de Córdoba y recorre los términos municipales de Montoro, Adamuz y Villafranca). Desde el nacimiento del Cuzna hasta la desembocadura en el Guadalquivir, el Guadalmellato recorre 85 kilómetros.
Cinco kilómetros aguas arriba, entramos por el arroyo de Mascatomizas. El caudal nos permitió adentrarnos más de un kilómetro, por un paraje espectacular, hasta los aportes de aguas limpias de las escorrentías. Tras la parada del bocadillo, regresamos al Guadalmellato y reanudamos la travesía otro kilómetro y medio más, hasta divisar, a lo lejos, el puente de los Sifones y la huella del viejo canal del Guadalmellato, hoy inundado.
Desde ese punto emprendimos el camino de regreso, escoltados por algunos cormoranes rezagados en su migración y bastantes ejemplares de gansos del Nilo, que han colonizado también esta cuenca.
Completamos una travesía de algo más de quince kilómetros por el lago de Córdoba, con la esperanza de que los arroyos sigan aportando caudal algunas semanas más y la estampa que nos llevamos de Navallana nos reciba en la próxima visita.
Hay fotos de la travesía en este enlace.