A apenas cinco kilómetros aguas arriba del puente de los Remedios de Villafranca el Guadalquivir esconde una curiosa construcción: la central hidroeléctrica de El Carpio.
Para ir a buscarla, echamos al agua las embarcaciones en el parque Fuente del Río (a la entrada de Villafranca de Córdoba, en la orilla izquierda del río) y navegamos unos cinco kilómetros a contracorriente en dirección a El Carpio. El río se nos ofrecía con un aspecto espectacular: un gran nivel de agua -aguas mansas- y unas orillas frondosas que nos permitieron -a ratos- protegernos del sol de julio. Una travesía tranquila que, en menos de una hora, nos llevó hasta nuestro destino.
Una de las singularidades de esta construcción hidráulica es que la central se encuentra a más de mil metros de la presa (El Salto) en línea recta, una distancia que, si se cubre por el río, supera los diez kilómetros a través de un enorme meandro. Con esta solución, los ingenieros obtuvieron seis metros de altura extra (más los 14 que consigue la presa) entre la toma y las turbinas, aprovechando un lugar en el que el río cruza un importante desnivel.
La otra circunstancia digna de mención en esta central es su arquitectura. Construida entre 1918 y 1922 (según proyecto del arquitecto Casto Fernández-Shaw y los ingenieros Carlos Mendoza y Antonio del Águila), su diseño se aleja del clásico aspecto industrial y cobra la fisonomía de una fortaleza de aire historicista, con dos cúpulas de estilo orientalizante y un balcón-mirador que, apoyado sobre una sorprendente cabeza de elefante, se abre tras un arco de herradura.
Frente a la central hicimos la parada y desde ahí emprendimos el camino de vuelta, impulsados -en los primeros metros- por la corriente que generan los canales de desagüe. Pronto la imponente silueta del Puente de Hierro nos señaló el fin de la ruta.
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