¿Qué diferencia hay entre estas dos fotos?
Se trata del azud del molino de Lope García, en el Guadalquivir. Las diferencias son, básicamente, dos:
una, que la primera se tomó en verano (el 28 de julio) y la segunda en otoño (el 16 de noviembre);
y dos, que en la primera (verano, sequía, restricciones…) el río lleva 40.000 litros de agua por segundo, y, en la segunda, (otoño, lluvias, inundaciones…) el Guadalquivir apenas transporta guijarros.
El río Guadalquivir es, hoy por hoy, simplemente un canal de riego. En verano, se utiliza para conducir el agua hasta los arrozales de Sevilla; a partir de septiembre, se cierran las compuertas y los aliviaderos de las presas, y los pantanos almacenan y retienen el caudal. El río grande de Andalucía se convierte en un arroyo, fácilmente vadeable a pie (eso sí, en el poco espacio que dejan libre el fango, el barro y los limos).
Por tramos, la vida se reduce. La vegetación riparia cede terreno a los lodos; la falta de agua y de corriente limita la presencia de oxígeno y, por tanto, la de peces, anfibios y, por supuesto, la de sus predadores, principalmente las aves.
El caudal se interrumpe -literalmente- en varias ocasiones entre Alcolea y Córdoba. ¿Recordáis esta imagen?
El caudal se interrumpe -literalmente- en varias ocasiones entre Alcolea y Córdoba. ¿Recordáis esta imagen?
Se trata del paso junto al molino Carbonell. Una pasarela sobre el Guadalquivir -relativamente- preparada para que los peces puedan superarla, mediante escalas, para la freza. Hoy, cuando bastantes especies intentan remontar el río para el desove, se encuentran con una auténtica muralla infranqueable.
Como es fácilmente comprensible, el río se cierra también para los palistas. Navegar por el Guadalquivir (fuera de la temporada del arroz) es lo más parecido a practicar kayak-cross: hay que, literalmente, hundirse en el fango, reptar sobre cantos rodados, esquivar los escombros que aparecen en el cauce y portear sobre guijarros.
En fin. Aunque parezca mentira, habrá que seguir esperando al verano para pasear por el río.
Como es fácilmente comprensible, el río se cierra también para los palistas. Navegar por el Guadalquivir (fuera de la temporada del arroz) es lo más parecido a practicar kayak-cross: hay que, literalmente, hundirse en el fango, reptar sobre cantos rodados, esquivar los escombros que aparecen en el cauce y portear sobre guijarros.
En fin. Aunque parezca mentira, habrá que seguir esperando al verano para pasear por el río.
Mientras tanto, conformémonos con preguntarle a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir si han oído hablar de la ‘Directiva Marco del Agua‘, del ‘Caudal ecológico‘, de la ‘Limpieza y conservación del cauce‘, de la ‘Preservación de la fauna y de la flora‘, del ‘Respeto a los ecosistemas‘… Si alguien encuentra alguna respuesta, que la envíe a esta web.
